• hace 10 años
Hoy os acercamos un videojuego muy popular, una de esas imágenes de marca que suele reconocer el aficionado al haber al menos oído hablar de él. Nos referimos a Lemmings, el inmortal título de puzles que en su momento supuso una revolución para el género similar a la lograda por el mismísimo Tetris años atrás. Desarrollado por DMA Design, estudio de programación escocés actualmente conocido como Rockstar North, Lemmings supuso uno de los primeros y más sonados éxitos de la década de los 90, además de todo un hito para Psygnosis, la ya por desgracia difunta compañía británica bajo la que DMA publicaba sus juegos por aquel entonces. El título llegó en 1991, y su concepción, como suele pasar con los grandes clásicos, fue más atípica de lo normal.
Blood Money, juego desarrollado en 1989 por DMA, era un matamarcianos de gran calidad que cosechó el éxito suficiente como para que poco después se planeara el desarrollo de una secuela con el nombre inicial de Walker. Los sprites en este género solían ser de pequeñas dimensiones (con la excepción de los jefes finales), para que así las hordas que atacaban al jugador fueran lo más numerosas posible; una tradición que DMA pensaba llevar un paso más allá con Walker, creando sprites lo más pequeños y minimalistas posible, aunque eso sí, dotados de un gran detalle y una animación de vanguardia. Uno de los diseños iniciales que servían de demostración era el de un diminuto sprite animado de 8x8 píxeles que mostraba a un curioso hombrecillo de pelo azul caminando hacia delante, el cual adquirió tanta popularidad dentro del estudio que terminó saltando de la fase conceptual para protagonizar su propio juego, mientras Walker nunca llegó a ver la luz.

Así, y tras un cambio en la paleta de color, el hombrecillo fue rebautizado como lemming, en honor a unos pequeños roedores conocidos por ser bastante osados en sus rutas migratorias, lo que hace que sufran cuantiosas bajas durante dichos trayectos. El nombre también sirvió de inspiración para el concepto del juego, siendo el objetivo del jugador dirigir a un número nada desdeñable de aquellas entrañables criaturas a través de escenarios plagados de trampas, abismos insondables, caídas mortales y aguas nocivas. Lo único que los lemmings saben hacer por sí mismos es caminar hacia delante (ni siquiera saben nadar, al contrario de los roedores en los que se inspiran), y lo hacen de manera ininterrumpida aunque su recorrido les lleve hacia un precipicio o una apisonadora, así que el jugador debe dar diversas órdenes a las criaturas mediante un cursor para que éstas avancen y sorteen los peligros que van encontrado hasta llegar a la ansiada salida. El número de acciones que se pueden realizar es limitado, así que tendremos que estrujarnos la materia gris y planificar con sumo cuidado la ruta a trazar para salvar el máximo número posible de criaturas.

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