Rodrigo Cuevas: "Todo el mundo debería ser un poco travesti"

  • hace 4 meses
Rodrigo Cuevas es una mezcla aparentemente perfecta entre Tino Casal, Concha Piquer y María Galiana. Tiene la estética de Tino, el ramalazo coplero de Concha y los aprendizajes vitales de todas las abuelas de España que han tenido la suerte de sentarse a comer unas pipas con él: María, Teodomira, Pura, Merce...  Son las vecinas de Rodiezmo, el pequeño pueblo de su abuela en el que aprendió a valorar, entre otras cosas, las virtudes que esconden los pequeños núcleos de población rural: "Yo convivía con gente mucho menos normativa que en la ciudad y nunca fui rechazado, así que me sentí siempre libre". Rodrigo ha sido reconocido este 2023 con el Premio Nacional de las Músicas Actuales, en que el que reconocen el imaginario tan personal que tiene en su apuesta musical. Empezó relativamente tarde, a los 21 años, bloqueado hasta entonces por la timidez y centrado en dar lo mejor de sí mismo en el conservatorio. "¿Qué te animó a cantar?" le ha preguntado Mara Torres: "El dinero, como decía Concha Piquer", le ha respondido con esa gracia canalla que le caracteriza. "Ya lo decía ella: Cantar está muy bien, pero si no gano dinero, no me divierto". Eso fue justo lo que le pasó a él cuando se fue a tocar la tuba en el metro, que no le daban un euro: "¿Quién le echa un triste céntimo a un tubista? Apiadaos de ellos". Cambió de instrumento y optó por el acordeón. Algo mejoró la cosa, pero cuando realmente dio un salto cuantitativo importante, económicamente hablando, fue cuando se lanzó a cantar: "Me gustaban mucho los boleros y la copla, pero cuando descubrí el folclore y la pandereta dije: ¿qué he estado haciendo hasta ahora?". 

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