Mi Miedo a las Arañas casi me Costo mi Vida
- hace 5 años
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Este es Miguel, y tiene un pequeño problema con el que podrías estar familiarizado. Es aracnofóbico, lo que significa que les tiene mucho miedo a las arañas. Inclusive la palabra le da escalofríos si alguien lo dice en voz alta. Sin embargo, aprendió a vivir con su fobia después de un incidente peligroso.
Miguel les tuvo miedo de las arañas toda su vida. Algunas personas con el mismo problema explican que algún episodio pasado con estos seres les provocó su fobia, generalmente cuando una araña las mordió. Pero esto no es lo que pasó con Miguel. Su fobia es puramente irracional: es más fuerte que el "miedo" habitual que tienen muchas personas, es más como una condición psicológica. Cuando ve una araña, no grita ni salta ni huye, nada de eso. Miguel simplemente se congela y no puede mover ni un músculo ni gritar, ni siquiera respirar.
Miguel desearía haber estado condicionado a un mundo lleno de arañas cuando aún era un niño pequeño. Pero tal vez sus padres fueron un poco sobreprotectores en ese caso. Cuando entraba en una habitación o se sentaba en algún lugar, necesitaba que revisaran cada una de las superficies para que no hubiera una sola araña en un radio de 10 metros a su alrededor. A veces él pensaba que hubiera sido mejor si le hubieran dicho que simplemente dejara de tener tanto miedo y se calmará. En ese caso, tal vez las arañas hipotéticas a las que ahora les tiene miedo no hubieran crecido a dimensiones tan gigantescas. Miguel no puede culparlos, por supuesto, tal vez su fobia sea innata, quién sabe. Pero la cuestión es que hoy todavía tiene que revisar cada centímetro del espacio en el que se encuentra. No puede mirar fotos o videos de arañas, ni siquiera de las más lindas. Si lo hace, se acerca al llanto o al desmayo. En definitiva, es muy debilitante.
Lo peor es que una vez, en la escuela, reveló involuntariamente su secreto cuando vio una araña en los alrededores y… bueno, ya saben, ya lo he explicado. Lo malo es que los abusones de vieron lo que sucedió, y pensaron que era muy gracioso que un chico pudiera tener problemas como esos. Una vez, uno de ellos encontró una araña particularmente gorda y se la lanzó. En otra ocasión, vieron un video de broma de un perro pequeño vestido como una araña que corría hacia extraños y decidieron hacer lo mismo. Encontraron un perro salchicha, lo vistieron como una horrible araña peluda y lo lanzaron hacia él cuando menos lo esperaba. Por supuesto, lo consideraron divertido, mientras que Miguel estuvo lo más cerca posible de tener un ataque cardíaco a la edad de 14 años.
Se lo comentó a su padre, quien dijo que, en lugar de enfrentarse a los abusones, debería combatir su fobia. Dijo que Miguel podría probar esa terapia de exposición, en donde te acostumbran a la fuente de tu miedo aumentando gradualmente tu contacto con ella: primero viendo las imágenes de una araña, luego m
Este es Miguel, y tiene un pequeño problema con el que podrías estar familiarizado. Es aracnofóbico, lo que significa que les tiene mucho miedo a las arañas. Inclusive la palabra le da escalofríos si alguien lo dice en voz alta. Sin embargo, aprendió a vivir con su fobia después de un incidente peligroso.
Miguel les tuvo miedo de las arañas toda su vida. Algunas personas con el mismo problema explican que algún episodio pasado con estos seres les provocó su fobia, generalmente cuando una araña las mordió. Pero esto no es lo que pasó con Miguel. Su fobia es puramente irracional: es más fuerte que el "miedo" habitual que tienen muchas personas, es más como una condición psicológica. Cuando ve una araña, no grita ni salta ni huye, nada de eso. Miguel simplemente se congela y no puede mover ni un músculo ni gritar, ni siquiera respirar.
Miguel desearía haber estado condicionado a un mundo lleno de arañas cuando aún era un niño pequeño. Pero tal vez sus padres fueron un poco sobreprotectores en ese caso. Cuando entraba en una habitación o se sentaba en algún lugar, necesitaba que revisaran cada una de las superficies para que no hubiera una sola araña en un radio de 10 metros a su alrededor. A veces él pensaba que hubiera sido mejor si le hubieran dicho que simplemente dejara de tener tanto miedo y se calmará. En ese caso, tal vez las arañas hipotéticas a las que ahora les tiene miedo no hubieran crecido a dimensiones tan gigantescas. Miguel no puede culparlos, por supuesto, tal vez su fobia sea innata, quién sabe. Pero la cuestión es que hoy todavía tiene que revisar cada centímetro del espacio en el que se encuentra. No puede mirar fotos o videos de arañas, ni siquiera de las más lindas. Si lo hace, se acerca al llanto o al desmayo. En definitiva, es muy debilitante.
Lo peor es que una vez, en la escuela, reveló involuntariamente su secreto cuando vio una araña en los alrededores y… bueno, ya saben, ya lo he explicado. Lo malo es que los abusones de vieron lo que sucedió, y pensaron que era muy gracioso que un chico pudiera tener problemas como esos. Una vez, uno de ellos encontró una araña particularmente gorda y se la lanzó. En otra ocasión, vieron un video de broma de un perro pequeño vestido como una araña que corría hacia extraños y decidieron hacer lo mismo. Encontraron un perro salchicha, lo vistieron como una horrible araña peluda y lo lanzaron hacia él cuando menos lo esperaba. Por supuesto, lo consideraron divertido, mientras que Miguel estuvo lo más cerca posible de tener un ataque cardíaco a la edad de 14 años.
Se lo comentó a su padre, quien dijo que, en lugar de enfrentarse a los abusones, debería combatir su fobia. Dijo que Miguel podría probar esa terapia de exposición, en donde te acostumbran a la fuente de tu miedo aumentando gradualmente tu contacto con ella: primero viendo las imágenes de una araña, luego m